Hoy, empieza el camino. Un camino lleno de medidas, tejidos, pruebas, y meses de complicidad y trabajo hasta llegar al día de la ceremonia de boda. Para la novia que elige a Verónica Gutgar, las citas ofrecen tranquilidad y calidad. Para la diseñadora de Moda, los momentos juntas en su estudio de Alicante tienen un solo propósito: encontrar la belleza del alma de la novia y plasmarlo en su vestido.
“Cuéntame un poco de ti, y luego yo te cuento sobre mi y la manera de trabajar que tengo.”
Este camino, por supuesto, empieza por el encuentro entre dos mujeres. En su estudio, Verónica acoge a la novia y a sus acompañantes y familiares con los brazos y el corazón abiertos. Durante esa primera cita previa, se construye la base de la relación que irá creciendo entre ambas mujeres. El sueño de Verónica es convertir su estudio en un lugar tranquilizador, confiable, y aportar una calma que a veces hasta sorprende.
Bajo la mirada benevolente de sus acompañantes, la novia comparte sus motivaciones y pasiones.
Para averiguar quién es la novia en lo más profundo, Verónica la escucha atentamente. Gracias a su mirada profesional, podrá trasladar sobre un papel todo lo que ella va sintiendo y viendo de la mujer que tiene delante, desnudando su alma. Luego, será transformado en un precioso boceto.
A Verónica, no le anima vestir un maniquí, sino una personalidad clara y equilibrada por la elección de tejidos que ella propone con este propósito. Por eso, pone todo su empeño en establecer una relación de confianza y disponibilidad a lo largo del proceso de creación para responder a preguntas y dudas, asegurándose de que la novia se sienta completamente entendida y acompañada en todo el proceso de creación hasta la entrega del vestido.
A fin de llevar a cabo este objetivo, Verónica dibuja sus primeras impresiones en bocetos antes de la segunda cita previa. Interpretando la Esencia de la novia, traslada lo que siente en cortes, colores, material, o texturas.
De este proceso, saldrán tres bocetos únicos y originales que presentará a la novia, a semejanza de su estilo y de la sensibilidad de Verónica al reproducir todo aquello que ve. Gracias a su dominio del patronaje, su exquisito conocimiento en costura, y su experiencia en danza, sabe exactamente cómo adaptar el movimiento con el patronaje perfecto para ello y con tejidos adecuados para crear una prenda totalmente adaptable, como una segunda piel. A Verónica le encanta el desafío de dar forma al vestido mediante la combinación de nuevos materiales y la identidad de la novia.
Dentro de una semana, la novia se reencuentra con Verónica en su estudio, donde mostrará las telas sugeridas que transmitirán su Esencia, y se tomarán las medidas para realizarlo.
Basada en el conocimiento y las sensaciones que la clienta ha generado en ella, Verónica elige las telas perfectas, cuyo origen es tanto nacional como de todas partes del mundo, tales como sedas, linos, lanas y pasamanerías de cristales antiguos o de bien, encontrados en proveedores de India, país que conoce muy bien, y que sé que irán perfectamente con el estilo de la novia.
En esta segunda cita, se validan uno o dos bocetos: uno, tal y como se ha dibujado, u otro como mezcla de alguna de las sugerencias en cualquiera de los tres bocetos que son presentados.
Una vez se ha definido el diseño definitivo, Verónica se pondrá manos a la obra para materializarlo. Gracias a su maestría del patronaje como arquitecta de la costura, y a su conocimiento del movimiento, Verónica no sólo consigue que el vestido sea tal y como se pensó, sino que lo convierte en una prenda cómoda de vestir y de ser disfrutada.
Su creencia en el poder transformador del arte, hace que el vestido revele quién es la novia tanto en lo estético como en lo emocional, sólo con mirarlo.
“Quiero saber cómo te sientes ahora.”
En las siguientes citas, se descubrirá el vestido pensado y hecho para ella, y se harán las pruebas frente al gran espejo de madera del estudio.
Al correr las cortinas que separan a la novia de su familia, el estudio se llena de excitación ante el momento del descubrimiento. Su vestido cobra por fin forma sobre el cuerpo de la novia, resaltando la visión que Verónica tiene de la novia.
Así, encuentra su mayor realización y satisfacción a través de los encuentros, desafíos y dudas que se puedan ocasionar y que siempre superan juntas, ya que la mano de Verónica siempre está disponible para ese acompañamiento tan importante que la diferencia, y la alegría de las mujeres que viste.